martes, 9 de julio de 2013

...y mamá cuando le crezca el pelo (PARTE 1).

Me llamo Alex y llevo el pelo corto “a lo chico”. Me gusta la moda, de hecho me gusta mucho, pero para vestir elijo siempre prendas bastante básicas y cómodas. Suelo usar colores fuertes y para nada los pasteles. Los brillos y yo no nos llevamos bien. Tacones cero. No me gusta maquillarme, uso una crema "BB" de esas “todo-en-uno” y desde los treinta y, a petición de mi madre, una crema anti-arrugas por la noche. Aunque si me tengo que emperifollar pues me emperifollo, oye, que un día es un día.

Esa soy yo. Y también soy la orgullosa mami de Joanna. Ella es… cómo diría yo?. Ella es como una Princesa Brilli-Brilli. Pelo largo, cuanto más mejor. Falda siempre antes que pantalón. Colores favoritos: rosa y morado, fuerte o pastel le es indiferente. Ama la purpurina, las lentejuelas y los tacones. Se pinta los labios todas las mañanas para bajar al colegio (con un cacao labial que tiene un poco de brillo). Le encanta saber para qué sirven todos los productos de cosmética y arreglarse para “irse de fiesta”.


Dicho lo dicho, es fácil comprender que Joanna y yo chocamos y mucho. Yo hago lo que puedo, lo prometo, pero no siempre me sale bien. Por ejemplo, si atendiendo a sus deseos y me pruebo unos taconazos en la zapatería, acaba llorando porque me voy para casa con unas sandalias planas. Y luego claro, está el tema del pelo. Joanna me dibuja siempre con el pelo largo y cuando explica lo que ha dibujado dice: “Somos papá y yo… y mamá cuando le crezca el pelo”.

Yo lo he estado meditando y no acabo de entender cual es esa extraña fuerza cósmica que provoca que madres e hijas choquemos tanto. Es como si el 4º mandamiento tuviera una parte oculta: “Honrarás a tu padre y a tu madre… siempre le llevarás la contraria”.

Como no podía ser de otra forma, a mi madre le encanta el rosa. Yo dormí durante años rodeada de tonos pasteles y lazos rosas en una cama con cabecero dorado. Hasta que por fin, un día, conseguí escapar al sofá-cama del estudio y allí me quedé. Quien dice escapar, dice pedirlo por favor, por favor, por favor...

Quizás porque pertenece al ancestral clan de las "B-B-B" (Brujas Buenas Belloteras), mi madre sonrió de una forma sospechosa cuando dije yo muy convencida: “Si es niña no quiero que le regalen nada rosa”. Ella lo sabía, estoy segura. Sabía que aquella frase que acababa de pronunciar era en realidad un potente hechizo que produciría justo el efecto contrario.


Aquí está, Joanna, mi maravillosa Princesa Brilli-Brilli. Feliz en su mundo pink-purple-glitter. Y es que mi chica, lleva la feminidad y la coquetería escrita en mayúsculas en sus Genes, herencia también de su otra yaya, la que vive en la “estrella que más brilla”. Ella tampoco bajaba a la calle sin pintarse.

Pero no siempre discutimos, que conste. Los días que me pongo falda o vestido son los mejores. Joanna me mira con carita de felicidad y me dice: “Mamá que guapa estás hoy, a ver que te vea bien… me lo regalarás cuando sea mayor?”. Menudo subidón de autoestima!.

Y así, entre discusiones, risas y “besotos” (besos enormes), vamos aprendiendo a entendernos mutuamente.

OH MY CURL!


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