lunes, 22 de julio de 2013

La garrapata trapecista.

 
Primera excursión de la "clase de los peces" y justo se pone a llover. La lluvia, ese fenómeno meteorológico que tanto nos trastorna. De repente nos olvidamos de cómo se conduce, nos paralizamos y nos quedamos en nuestras casas sin salir, no sea que nos mojemos, porque mojarse es malísimo.

Pues podrás entender cómo afecta la lluvia a un grupo de madres histéricas porque es la primera excursión de sus "bebés" y se van nada más y nada menos que a la granja-escuela. En realidad nosotras no éramos capaces de visualizar una granja, sólo imaginábamos a nuestros hij@s chopados y rebozándose en un barrizal horroroso que olía a animales.

Tras la típica despedida del autobús: madres y abuelas medio llorando y niñ@s mirando con cara de "¿pero a estas qué les pasa?", el grupo del whatsapp llamado "la clase de los peces" empezó a echar humo. Los mensajes se amontonaban de tal forma que no daba tiempo ni a leerlos.

¿Ya habrán llegado?. ¿Les habrá llovido por el camino?... y lo más importante de todo: ¿Allí estará lloviendo ahora?. Hasta que una de las madres tuvo una brillante idea: llamar al Ayuntamiento del pueblo donde se encontraba la granja. ¿Qué?. Es verdad!. Llamó y preguntó: "¿Qué tiempo hace por ahí?. Es que tenemos a los nanos en la granja-escuela y claro como aquí esta lloviendo, pues estamos un poco preocupadas...". Y desde ese momento ella es nuestra presidenta de honor.

Resulta que no llovía y que se lo pasaron genial. Pero a la vuelta una "inquilina" se había unido a ellos. El whatsapp se volvió a activar y de nuevo... en llamas!!!. Habían encontrado una garrapata caminando alegremente por la cabeza de uno de los peques.

El terror se apoderó de mí. Le acababa de quitar a Joanna la coleta, y tenía todo el pelo enmarañado, había llevado gorra y había sudado así que aquello era un panorama. Yo miraba el móvil y luego miraba la mata de pelo mientras me imaginaba a la garrapata por ahí dentro, en algún lugar, deslizándose por los pelillos como si fuera una trapecista y pensando, feliz, que allí dentro jamás la encontrarían.

Cuando Joanna acabó de merendar (venía famélica), la sometí a una inspección exhaustiva de pies a cabeza (en la cabeza me detuve bastante más) que resultó negativa. Uffff que alivio... Ahora sólo me quedaba continuar preocupándome cada día por la dichosa pediculosis, vamos, lo que vienen siendo los piojos.

OH MY CURL!




1 comentario:

  1. Gracias por tus artículos,me encuentro perdida sin ellos los fines de semana. Gracias y gracias por alegrarme las mañanas con ellos,gracias por la sutileza a la hora de escribir gracias por la ironía que le pones y asi que continua y alegra nos las mañanas

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