viernes, 12 de julio de 2013

Cual perro de aguas (PARTE 2).

Sólo hay una cosa que no le permito hacer con el pelo suelto: COMER. A parte de ser muy antihigiénico y también bastante asquerosillo, es que Joanna tiene la costumbre de tocarse el pelo mientras come. Se lo puedes explicar a lo supernanny, a lo "madre-histérica" o en cantonés. Da absolutamente igual, ella se va a continuar tocando el pelo mientras come sí o sí.

Dependiendo de lo que esté comiendo mi nivel de "cabreo-freático" puede subir o bajar. Pero lo que no soporto es que se embadurne el pelo con "eau de salmón" o de cualquier otro pescado. Más de una noche me he visto lavándole el pelo con una toallita, cuando después de darle el beso de dormir, me he percatado del horroroso perfume.

Y es que ese pelazo suelto y en libertad es como una potente mopa "atrapatodo": pelusas, comida, hojas, arena, etc... Incluso es altamente peligroso y actúa cual imán para collares, pendientes, anillos y botones que acaban enganchados y enredados en sus tirabuzones.

Por eso Joanna sabe que en casa su pelo puede seguir siendo wild&crazy&free pero que para salir a la calle... nos tenemos que peinar.

OH MY CURL!




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